Hoy me gustaría que España fuese una república independiente… sin embargo, eso solo ocurre en Ikea.
Cuando la vida te pone a prueba, a uno no le queda más remedio que mirar hacia adelante. Quizás los lamentos y lloros sirvan para hoy ya que es sano expresar las emociones, pero el mañana hay que afrontarlo con decisión y coraje. Nadie dijo que la vida fuese fácil.
La vida no es fácil pero Copenhague te muestra el lado positivo de la misma. Volvió el sol y volvieron los daneses en manga corta. Ellos son así. Después de 8 meses, uno desiste en comprenderlos. Al igual te encuentras una bibliotecaria que te ayuda a registrarte en la bilioteca, te busca libros en inglés y te hace ella misma las reservas. Al igual una danesa te avisa que en 10 minutos empezará la happy hour y los precios serán más baratos. ¿Simpáticos?. Ni SI ni NO sino simplemente daneses. Con su estilo frio y educado, servicial y alejado. 4 adjetivos que podrían definir a Lynn, mi nueva profesora-alumna de danés-castellano. Si de riesgo vive el hombre, yo me lancé a la piscina colocando carteles por el centro ofreciendo enseñar español a quien se dignase a darme lecciones de danés. Cuando había olvidado este descabellado atrevimiento, Lynn me llamó. Volvía de Trekroner y me hizo parar el Valby porque allí vivía. Fue como una cita a ciegas, no sabes qué te vas a encontrar. Además el nombre no daba muchas pistas. Resultado: mujer de 32 años.
Me invitó a su casa, de esas que a mi me gustan, unifamiliares con tejado inclinado y buardilla con terracita. Todo transcurría muy correcto sino fuesen por mis nervios de verme en media hora envuelto en una situación inesperada. A todo esto, llegaron su marido con sus 2 hijos pequeños. El resto vino solo. Horario danés, cena danesa. El sol todavía se intuia en la ontananza cuando un plato de lo que yo creo que era un pastel de verduras al horno se plantó delante mia. Con el buche lleno de pan (:D) salí de su casa con la intención de quedar días sueltos para intercambiar lenguas (idiomáticas, pervertidos). Estaban tan excitado y nervioso que me perdí y anduve dando vueltas hasta que casi llegue a Central Station andando, un agradable paseito luego bien compensado con el Grap XL que me pusieron en el Chilimili. Restaurante curioso y barato -de 21-22 los precios se reducen a la mitad- en pleno corazón de la ciudad.
Mola.