Boserup: los lunes al sol.

18 04 2011

Conversaciones en un autobus:

Sara, me encanta Roskilde. Sientes que realmente estás en un país nórdico. Mira que casas. Con sus tejados tan inclinados que tienen doble buhardilla. Con sus jardines tan bien cuidados. Me gustaría vivir en un sitio así. Hay que disfrutar del paisajes que se ve. Grandes campos que comienzan a florecer. Todo está verde en un día soleado.

El autobus llega a su última parada: Boserup. No hay nada más que un sendero que se adentra en el profundo bosque. Siguiendo el camino, y por unos pocos días, se ve un gran manto de flores blancas, parecidas a las margaritas, pero con mejor olor. El blanco y el verde se fusionan. Varios lagos jalonan nuestro camino. Altos árboles nos hacen compañia. Y de repente: el mar. El fiordo de Roskilde se expande ante nosotros.

Cambiamos playa por pradera, arena por hojarasca sin embargo el ambiente es el mismo. Relajación. Silencio. Sonidos de la naturaleza. 3 cabezas nos saludan. Estan comiendo fresas en medio de aquel paisaje. De vez en cuando alguna persona hace acto de presencia. Por lo demás solo gaviotas, cisnes y patos nos hacen compañia. Y el agua del mar resulta que no está tan fria. A pesar de ser el Báltico. Me tumbo para descansar de preocupaciones del meeting de por la mañana en RUC sobre el project. Boserup y sus flores. Los lunes y su sol

PD: Primer batido de fresa del año. Casi había olvidado lo que se siente. También lo que era pasar una tarde en una Bodega. Aunque esté regida por unos «yonkies» y situada al lado de la estación de Roskilde