Desfile en la habitación 18. Elija a su mejor ochentera

23 10 2010

Sin los pitillos ajustados, con mi pelo en su estado de alboroto natural y el collar de la paz presidiendo mi cama vuelvo al siglo XXI para escribir con calma y reflexión la noche de ayer.

Madre mia del amor hermoso. Comienzo por los agradecimientos, al mismisimo estilo de la ceremonia de los Oscars, gracias a los cuales la noche pasada fue especial. A Paolito por decorar durante horas la cocina y montar una fiesta original y divertida. A Sara por la obra de arte que me hizo en mi pelo. A claudia por conseguir con sus cabezaditas de sueño en mitad de la noche y sus pintas de ochentera que no parase de reir en toda la noche. A todos aquellos que tuvieron el valor y la imaginación de ponerse sus propios disfraces para dar ambiente a la noche.

Sin lugar a duda esa era la clave de la fiesta: ver como iría vestida la gente. Los pasillos y las habitaciones echaban humos horas antes de la fiesta. La gente buscaba los complementos de última hora, unos consejos para saber como iba la gente en los ochenta, una peluquera que les hiciese un cambio de look radical y risas, muchas risas al ver al resto de Erasmus. Los 80, esa década donde la moda fue la anti-moda. Vestir descuidado, hortera, cantoso, desconjuntado, con hombreras y lentejuelas, con complementos múltiples y variados. Cada uno se buscó sus artimañas para parecerse más a la moda de esos tiempos. ¿Lo consiguieron?, ¿acertaron con el modelo?, ¿confundieron década?. Vean el desfile de algunas chicas por la puerta de la habitación 18. Solo faltó la alfombra roja para darle el glamour acorde a la categoria de la fiesta y de los invitados

Lady alcohol

Predator II

Digna de admirar

Santa paciencia

La repostera

Porque yo lo valgo

La tigresa de Canarias

Viva viva

Dormilona compulsiva

Antoña y su moño

Mítico.

Que a mucha gente le apetecia bailar música de los 80 era algo obvio que se vió reflejado en que la fiesta se extendió hasta casi las 6 de la mañana. Todo un record en la residencia teniendo en cuenta que empezó a las 22:00 y que la gente norteña no es muy propensa a bailar hasta altas horas de la madrugada. Yo también era de los que pensé al principio que la fiesta no sería gran cosa ya que no estaba mucha de la gente que suele ir a la fiestas en la residencia. Eso si, los que fuimos aguantamos hasta el final. Era necesario romper con la música rutinaria de la actualidad. queríamos bailar «The girl just wanna have fun», «Like a prayer», «Born in the U.S.A», «Wake me up before you go go» o «The final of countdown» o «Stand by me». Las 200 canciones programadas por DJ Bergamelli al final se agotaron.

Después fue lo de siempre. Invasión de la otra cocina en mitad de la noche, Claudia dando tumbos de forma incontrolada, el surgimiento de parejitas inesperadas, darlo todo encima de la mesas y personas que cuando ven una camara se tiran a ella porque consideran que su presencia es imprescindible para que la foto sea buena.

Puede que mi reputación haya caido varios puntos con el disfraz de ayer, probablemente iba haciendo el ridículo pero… ¡¡que nos quiten lo bailao!!