Pactos de la Moncloa

4 02 2011

Al más puro estilo monclovita, de madrugada, sin luz ni taquígrafos; los lideres de la Patronal, Sindicatos y Gobierno alcanzaron un gran Pacto global para luchar contra la crisis.

Se podrían preguntar que tiene que ver esto con la vida en Copenhague pero tras unas semanas de ajustes y adaptaciones a la nueva vida, se han detectado ciertos fallos en el sistema que deben de ser corregidos. De tal modo, que simplemente cambiando los nombres, la drase de inicio cobra especial sentido en Studiestrade 21. En la cocina del primer piso el Señor Dorado, Pons y Corregidor cocinaban lo que deben de ser las bases de la convivencia. Entre los Acuerdos cabe destacar:

– Austeridad: Muy de moda en estos tiempos. Los mercados la exigen cada 2 por 3 y no queremos vernos en la situación de que desde España se nos restrinja el crédito. Las arcas del bote están permanente en bancarrota y la deuda supera el 3% de déficit permitido. Por consiguiente, nos vemos en la obligación de adoptar medidas como cocinar comidas menos copiosas y variadas. Señores, somos Erasmus y eso lleva parejo comer pasta y pizza. Los caprichos son espóntaneos o propios de gente de alta alcurnia.

– Ajustes: Si vives una vida loca y te despendolas, los horarios de la comida, consecuentemente, tienden a ser aleatorios. Por respeto a las minorias que conviven en nuestro piso, hemos decidido adaptarnos a un horario más europeo. Si nadie se pone a cocinar antes de las 14:00, la cocina queda cerrada para las comidas en grupo. Además se ruega adelantar el horario de la cena a las 20:00 por el hecho de no apalancarse y salir antes de fiesta. No es de buen recibo dejar la suciedad en el fregaplatos asi que si antes cenamos antes recogemos.

– Recortes sociales: Siempre son duros y dolorosos. En la mayoría de los casos, impopulares pero a su vez, necesarios. La prestaciones de nuestro «Estado» tienen un límite y hemos acordado que no queremos que todo el mundo chupe de la teta de papá estado. La vida ha que buscarsela por otros derroteros.

Estos acuerdos no son definitivos. Ahora queda la díficil tarea de negociar con la oposición, siempre crítica y muy dura. En varios puntos está asegurada un rotundo NO, por lo cual será necesario hacer concesiones en aras de la felicidad suprema de los inquilinos. Del grupo mixto ni hablamos. Existe pero nadie le hace ni caso. Ayyy si Meerkel visitará nuestro piso…